Gabriel García Márquez, el maestro de las letras

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No bastan las palabras para describir la vida y obra de uno de los más grandes periodistas y escritores de todos los tiempos, me refiero a Gabriel García Márquez, sí nuestro maestro en periodismo.

Nadie como él logró narrar y transmitir de forma tan asombrosa la realidad de un pueblo que a simple vista es tan común y sencilla, para volver esa experiencia en algo universal, algo que trascendiera las barreras geográficas e idiomáticas.

Un escritor que gracias a su genialidad nos permitió ver hombres con alas, comprender el significado de las palabras, y la importancia de nombrar las cosas; el amor en la edad madura, y el reflejo de nuestros dramas convertidos en magia, en conclusión una ingeniosa mirada de la condición humana.

La influencia de la tradición oral y sus comienzos en periodismo

El talentoso escritor colombiano Gabriel García Márquez nació en Aracataca un pequeño municipio del Magdalena. Allí sus primeras experiencias en la infancia influirían de forma determinante para su oficio como escritor.

La riqueza de las tradiciones orales y las fábulas narradas por sus abuelos alimentarían el pensamiento y el espíritu creativo del futuro maestro de las letras. Sus estudios secundarios los terminaría en el Colegio Liceo de Zipaquirá.

Como un dato curioso, el gran periodista y escritor, inició estudios en Derecho en la Universidad Nacional de Cartagena, algo que en el fondo no representaba su pasión. Sin embargo estar allí le permitió conocer al médico y escritor Manuel Zapata Olivella contacto que lo introduciría en el mundo del periodismo.

Sus primeros trabajos periodísticos fueron colaboraciones para el periódico liberal El Universal, que fue fundado por Domingo López Escauriaza, durante una de las épocas de mayor convulsión en Colombia, el asesinato en Bogotá del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán.

“El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”.

También escribió para el diario El Espectador y para otros periódicos locales, emprendiendo y sumergiéndose de una vez y para siempre en el oficio del periodismo.

Su búsqueda creativa apenas comenzaba y esto lo llevaría a viajar a otras naciones como Francia, México, España e Italia donde realizaría estudios en el Centro experimental de cinematografía.

El trabajo periodístico una escuela para su formación literaria

A Colombia regresaría por motivos de salud y en Sucre establecería contacto con el grupo de intelectuales de Barranquilla, entre los que se encontraba Ramón Vinyes a quien conocían también como “El Catalán”, él representaría una gran influencia en la vida intelectual del escritor.

En Barranquilla también colaboraría para el periódico El Nacional, medio en el cual ya se empieza a percibir una fuerza expresiva y un estilo narrativo que poseía cierta influencia de los textos breves o aforismos de Ramón Gómez de la Serna.

“La ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón”.

La primera obra literaria que lo introduciría en la carrera como escritor fue “La hojarasca”, en la cual se evidencia una marcada influencia de William Faulkner, un escritor norteamericano.

En el libro narra la historia de tres personajes que representan tres generaciones diferentes y cada cual expresa un monólogo interior que se enfoca en la muerte de un médico que decidió quitarse la vida.

A partir de este libro y las obras subsiguientes el escritor comienza a describir el pueblo de Macondo y algunos de los personajes más característicos que construirían finalmente la obra maestra de “Cien años de soledad”.

“El coronel no tiene quien le escriba” y “Los funerales de la Mamá Grande” son otras de las obras que fueron revelando hacia donde se dirigía la literatura narrativa y de ficción, del escritor Gabriel García Márquez.

Sin embargo sus obras previas a Cien años de soledad” representan solo una aproximación general que no alcanza a compararse con la magnitud y complejidad de su obra cumbre.

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Fuente: www.letrasunmsm.edu.pe

Cien años de soledad y el realismo mágico

En “Cien años de soledad”, Gabriel García Márquez crea y da existencia a una aldea mítica llamada Macondo que cuenta la historia de la familia de los Buendía, en medio de una geografía imaginaria donde lo más inverosímil se mezcla con la realidad y se transforma en algo cotidiano.

La aldea de Macondo bien puede representar a cualquier pueblo o región hispanoamericana, porque a través de su historia es posible conocer la fundación, desarrollo, explotación y las revoluciones ante la invasión extranjera.

En conclusión, “Cien años de soledad” logra convertirse en una parábola sobre la realidad de cualquier civilización, desde su surgimiento hasta su ocaso. Esto es precisamente lo que hace que esta obra sea universal.

Gabriel García Márquez incuba esta novela cerca de veinte años y la escribe extraordinariamente en dieciocho meses, allí el genio del escritor narra con maestría la historia de la familia de los Buendía, y describe con las palabras precisas el pueblo imaginario de Macondo, que no es otra cosa que el territorio de su infancia, nación y continente.

La novela está construida en un perfecta estructura circular en la que se describe un universo singular recreado con elementos míticos y reales de Latinoamérica. Realidad y ficción son la combinación perfecta de esta novela que la ubica dentro del realismo mágico, al ofrecer una permanente integración entre elementos reales y fantásticos.

Los sueños, los fenómenos sobrenaturales, las pestes, los diluvios bíblicos y todo tipo de acontecimientos mágicos están narrados con gran riqueza y destreza a través del lenguaje, por lo que la lectura de esta obra se transforma en una experiencia fascinante y encantadora.

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Fuente: www.casadellibro.com

Después de esta novela, Gabriel García Márquez, publicaría “El otoño del patriarca”, historia que narra la vida de un solitario y grotesco dictador.

También escribiría cuentos como “La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”, y otra novela como “Crónica de una muerte anunciada”, basada en una historia de amor y venganza que sorprende al lector con una prosa narrativa de gran precisión e intensidad.

Una de mis favoritas, y que recomiendo especialmente a mis lectores es “El amor en los tiempos del cólera”, una historia de amor increíble que trasciende a lo largo de los años y las edades, la cual describe muy bien las profundidades de los sentimientos humanos, narrada al mejor estilo mítico y fantástico de Gabriel García Márquez.

La política y el boom hispanoamericano

En política, Gabriel García Márquez estuvo comprometido con los movimientos de izquierda, especialmente con la revolución cubana y fue amigo de Fidel Castro, época por la cual participó en la creación de Prensa Latina, una agencia de noticias de Cuba.

Luego de pasar por varios contratiempos y hacer un enorme esfuerzo, Gabriel García Márquez consigue que una editorial argentina publique la que sería su obra maestra y obra al mismo tiempo de gran trascendencia para la literatura universal del siglo XX, “Cien años de Soledad”.

Con una gran trayectoria como periodista y escritor, Gabriel García Márquez se instala por u tiempo en Barcelona donde se relaciona y establece amistad con grandes personalidades de la literatura como Carlos Barral de España, y Mario Vargas Llosa de Perú.

Este encuentro entre grandes escritores fue determinante para la consolidación del llamado Boom de la literatura hispanoamericana, que representó la revelación de las nuevas promesas literarias entre las que se encontraban escritores argentinos como Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa del Perú, y los escritores mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo, entre muchos otros.

Ver: Marío Vargas Llosa: la historia detrás del escritor

El Premio Nobel le confirió autoridad y voz

La obra de Gabriel García Márquez logra alcanzar una gran proyección internacional, lo que le vale numerosos premios entre ellos el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, y posteriormente el Premio Nobel de Literatura.

Por esa época su vida transcurre entre Cartagena de Indias y Ciudad de México, algo que se da a causa de las frecuentes crisis políticas que atraviesa Colombia.

Ganar el Premio Nobel de Literatura, representó para Gabriel García Márquez que sus palabras tuvieran eco y adquirieran importancia sobre los acontecimientos políticos y sociales en la realidad colombiana.

Gran parte de su trabajo periodístico se encuentra en “Textos costeños” y “Entre cachacos”, una recopilación de varios artículos publicados en la prensa escrita, y en su obra “Noticia de un secuestro”, un extenso reportaje que narra los dramáticos momentos de nueve periodistas secuestrados por Pablo Escobar, uno de los narcotraficantes más violentos y perseguidos en la historia reciente de Colombia.

La producción literaria del que fue nuestro gran maestro en periodismo, es numerosa y de indudable calidad, algunos títulos que se destacan son “El general en su laberinto”; “Doce cuentos peregrinos”, una recopilación ingeniosa de relatos; las memorias de “Vivir para contarla”, que corresponden al registro de sus primeros treinta años de existencia, y su última novela, “Memorias de mis putas tristes”.

En cine participó en la escritura de varios guiones, que eran adaptaciones de sus propias obras literarias y junto al cineasta argentino Fernando Birri, dirigió la Escuela Internacional de Cine de La Habana.

Gabriel García Márquez murió en ciudad de México en el 2014, luego de sufrir una recaída en su salud que venía afectada por un cáncer linfático.

El legado de García Márquez

Por último, solo quiero agregar sobre la vida de este gran periodista y escritor que aunque ya no se encuentra entre nosotros, su obras, sus consejos, charlas y frases siguen vigentes entre los que amamos está difícil y exigente profesión.

Creo que la mejor frase que define a García Márquez, que él mismo expresó y que representó su gran pasión y compromiso por esta profesión, a pesar de los muchos contratiempos, sacrificios y esfuerzos se resume en estas palabras:

“El periodismo es el mejor oficio del mundo”.

Así lo creemos todos los que seguimos investigando, escribiendo y tratando de narrar de la forma más ingeniosa para conquistar a nuestro siempre exigente, crítico y curioso lector.

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